miércoles, 7 de noviembre de 2012

El crimen de Gualberto Yauzá


CRIMEN DE GUALBERTO YAUZA El testimonio que nunca se conoció públicamente


El crimen de Gualberto Yauzá es uno de los emblemáticos casos que aun permanecen sin resolver y que desde siempre tuvo como particularidad la de involucrar públicamente –porque en los hechos nunca se probó nada- a la Policía de Soriano, desde sus más altas jerarquías hacia abajo.
Recordamos que Yauzá apareció muerto en el aserradero que tenía en camino Luis Tuya, rumbo a parque Mauá, víctima de heridas de arma de fuego, el 28 de diciembre de 1998.
Hoy le ofrecemos un testimonio de alguien que conocía al occiso, sus movimientos y relaciones, así como también fue testigo de determinadas situaciones que generan mayores dudas sobre lo que la ciudadanía ha venido sosteniendo desde un primer momento.
Santiago Calcagno, vive en zona de Aparicio Saravia casi donde se junta con continuación Roosevelt, tuvo relacionamiento con Gualberto Yauzá durante varios años, “lo conocí en Paysandú en un camión, en un bar, allí entramos en amistad, después lo vi en Punta del Este, luego en Montevideo, daba la casualidad que siempre nos encontrábamos. Pasaron los años sin vernos, hasta que nos encontramos en Mercedes, en el bar que estaba en la esquina del Hospital, cuando lo tenía Lamarque, iba a comer allí.
A los días me entero del negocio que tenía en Mauá, yo ya vivía en Aparicio Saravia, nos empezamos a ver todos los días, entramos en confianza y a partir de ello conversábamos varios temas en confianza”.
Aclara que nunca trabajó con él, “andábamos juntos en la camioneta, iba al lugar con él, nunca fui empleado de él, yo iba al trabajo de él, él iba a casa, yo precisaba algo lo tenía, él precisaba algo yo se lo daba, hasta que esa amistad hizo que comenzáramos a contarnos cosas en confianza”.
Aun recuerda el momento en que le preguntó a Yauzá estando en el predio del aserradero de éste, “¿no trabajás hoy?, juntamos dos sillas y nos ubicamos debajo de un árbol a tomar un refresco. ¿Por qué no trabajás? La respuesta de él fue: “no trabajo porque me van a matar. Ya me llamaron y dijeron que me van a matar. Para qué voy a trabajar, para dejar para otro”. Ante ello le digo, ya que nos conocemos de tanto tiempo porque no me contás lo que está pasando. Cuando iba a hablar, aparece una persona y para que no se enterara nadie le digo cortá la conversación. Seguimos charlando de otros temas, era un sábado.
Al otro día nos encontramos en la isla del Puerto, estuvimos conversando los dos y la madre, lo vi en un estado de nervios bárbaro, ya no era la misma persona. Le pregunté, pero como estaba la madre, no quiso hablar delante de ella, “después lo hablamos” me dijo.
El se vino para la casa de él, yo me quedé en la isla, de tarde lo esperé en casa porque me dijo que iba a ir, no llegó”.
Ese domingo, dice Calcagno, “veo la camioneta de él alrededor de las 10 u 11 de la noche, no sé si iba él manejando, venía de Mercedes por Roosevelt rumbo al aserradero, era la Internacional verde, venía muy ligero, las luces altas prendidas, encandilando. Estaba en el garage de casa, me llamó la atención que fuera él, me pregunté ¿será él?
Como a los 10 minutos veo venir del lado de Mauá, un patrullero y un Fiat Uno en ese orden, despacito, como haciéndole campana el patrullero al Fiat. Cuando llegan a la esquina de casa (intersección con Roosevelt) se abren, el patrullero por Aparicio Saravia y el Fiat buscando el centro. No le tomé atadero”.
Al día siguiente, lunes, “como a las 8 de la mañana voy al Banco República a pagar una cuenta. Había problemas en una computadora y por lo tanto no podían cobrar. De allí me voy para el negocio de Yauzá y me encuentro en ese drama. Pregunto y me dicen que lo mataron, “vos estás loco” le digo al que me cuenta, “ayer estuvo conmigo tomando mate en la isla”. Voy me fijo, estaba muerto, tirado entre los troncos, de short, de zapatos y sin camisa”.
Concurre al entierro y posteriormente a Palmitas donde lo llevaron, “cuando llego de Palmitas, a los 5 minutos, llegan los de Investigaciones a casa, preguntándome sobre la vida de Yauzá y quién era la mujer de él, que él tenía una amante. Como en ningún momento sospeché nada, dije quien era la amante.
El martes me vuelven a citar, me preguntaron si lo conocía y si había visto algo, les dije que esa noche vi el patrullero y el Fiat Uno, pero en ningún momento capté quienes iban en el Fiat Uno, muy parecido al que  muchas veces estaba parado frente a Investigaciones, me llamó la atención.
El miércoles volvieron a citarme y posteriormente comenzaron a ir a mi trabajo”.
¿Quiénes fueron a su casa?
“A mi casa siempre fueron los de Investigaciones, nunca fue un policía, cada vez que me iban a buscar siempre fue Ortega, al trabajo siempre iba él –cuando trabajaba en Incoci con 60 obreros más- con el chofer, no daba la cara”.
Cuando usted no relacionaba el tema, les dijo quien era la amante
“Sí, le dije quien era la amante”.
¿Había hablado alguna vez ese tema con Yauzá?
“Yo lo había visto y él tenía la costumbre de contar mucho, como cualquier bandideada, sabía que esto era una joda para él”.
Cuando hablamos de la amante, ¿es la misma que se vinculaba a gente de la Policía?
“Si te ponés a analizar me parece que sí, estoy seguro que sí. Ella tiene mucha amistad con la Policía y con Investigaciones”.
Luego continúa el relato, explicando que cuando fue citado el miércoles, “me preguntaron por una pistola 7.65, les respondí que yo nunca tuve armas. “Dicen que vos te peleaste con él en el puente por una mujer”, quién le dijo eso, es un verso nuevo que inventó Investigaciones les dije. Salieron a buscar firmas de los vecinos tratando de ensuciarme, me querían prender a mi como el asesino de Yauzá, como tenía amistad con él.
Me cita el juez, voy al Juzgado, me pregunta si sabía algo del crimen, le digo que no, que lo único que sabía es que me había dicho que lo iban a matar y no alcanzó a decírmelo y que esa noche vi el patrullero y el Fiat Uno. Me suelta el juez, me vuelve a citar Investigaciones, pero antes de ir voy a la casa de Valenti, fui acompañado de un militar. Le preguntamos si había estado preso, me dice que sí que había estado en la Seccional 2ª. Ahí me dice: “vos sabés que yo tenía un arma y me la pidió Carlitos Merlo y yo se la dí, para cazar. Viene de noche Uruguay Ortega me pide el arma y se la doy, como es policía se la entregué”.
El jueves me citan de la Seccional 2ª, había venido el Insp. Curbelo (el que está a cargo de revisar ahora las investigaciones del triple homicidio) de Montevideo, me preguntan si lo conocía a Yauzá, a Valenti, me preguntan del arma, allí les digo si me quieren echar la culpa del crimen, ya le dije al juez que soy inocente. Me pregunta uno que escribía a máquina, qué relación tenía Yauzá con la mujer de Zunino. Le dije que no podía decirle porque no fui cama ni colchón, se sienten rumores por parte del sobrino de Yauzá (que trabaja en la OSE), que mi amigo vivía con ella. Cuando estoy declarando lo traen a Zunino a declarar, siempre me preguntan por la vida de la señora de Zunino, les dije que no conocía nada. El que preguntaba me dice “mirá que el que te echa la culpa a vos es Valenti, que vos fuiste el que lo mataste”. Valenti está inventando, de dónde sacó eso. El mismo que escribía a máquina me dice “no hagas caso, lo que pasa es que Valenti se quiere salvar y te quiere hundir”. Estuve de las 2 de la tarde hasta 7 en la seccional 2ª, en ningún momento me maltrataron, tampoco lo hicieron en Investigaciones, nunca estuve en el calabozo, me trataron correctamente. Le pregunto a Manzanares cuando me sueltan, qué estaba pasando conmigo, me dice: “lo que pasa es que los vecinos lo ensuciaron, aunque no tanto los vecinos sino los de Investigaciones, no sé si tienen idea o bronca con usted, lo quieren ver preso, usted es inocente”. No tengo nada que ver con el crimen y si supiera quien es el asesino, no se los diría porque no les tengo confianza”.
Cuando usted hablaba inicialmente de una amante y luego de lo que le preguntan sobre el relacionamiento de Yauzá con la señora de Zunino, ¿estamos hablando de la misma mujer?
“No, no. Es otra mujer”.
¿Vive acá?
“Vive en Mercedes”.
¿Sabe si fue citada a declarar en algún momento? ¿Habló con ella después que pasó todo esto?
“Si en este momento a mi me dejaran actuar –siempre lo dije- voy derecho a la persona, la apreto a la mujer, voy derecho a ella y se acabó el partido, ella va a lanzar. Ella pasó como tres meses sin salir a la calle y el padrastro casi dos meses sentado debajo de un árbol tomando mate, no conversaba con nadie, con una tristeza bárbara, como asustado. Seguramente sabe algo”.
¿Qué pudo llevar a que esta mujer estuviera involucrada en la muerte de Yauzá?
“Para mi no se trata de un problema de amantes, es un invento. El finado había sacado un préstamo de US$ 23.000 o 24.000 que me dijo si le salía de garantía, le dije que sí, que averiguara si podía salirle. Al otro día me dice, me salió de garantía mi señora, hipotecamos la casa. Como él era de inventar y contar grandeza, quizás le dijo a los socios o a la amante que tenía en el aserradero los US$ 24.000, cuando la señora le había dado US$ 7.000 y el resto lo depositó en COFAC por si no pagaba las cuotas. Para mí el crimen fue más por la plata que por una cuestión de mujeres”.
¿Qué relación tiene aquello del patrullero, el Fiat Uno y la participación de policías en este caso que se dijo desde siempre?
“Porque he visto a policías de Investigaciones conversar mucho con ella”.
¿Cuándo?
“Muchas veces, hasta ahora y antes también, lo digo donde quiera. Iba mucho la Policía al negocio de Yauzá a levantar madera, descarte, siempre le preguntaba qué amistad tenés con la Policía y él movía la cabeza. El que lo hizo no fue un cualquiera, no fue un montaraz, ladrillero, hornero, cazador de pájaros, lo matan pero no le sacan el reloj ni la cadena, me había mostrado un cheque de $ 4.000 para cobrar el lunes, no le tocaron nada”.
Para usted, quien lo mata ¿puede haber sido un Policía?
“Sí, pero además recuerde que en dos ocasiones desapareció el arma estando en custodia de la Policía, nosotros no vamos a sacar un arma de la Jefatura o de la Comisaría. Siempre dije que la Policía tuvo que ver, recuerde lo que le dije del patrullero y del Fiat Uno, este es un crimen policial”.
¿Todo esto lo declaró ante la Policía y la Justicia?
“Todas las veces lo conversé con el juez”.
¿Por qué se sumó al grupo de familiares que reclaman verdad y justicia, participando de las marchas?
“Porque queremos que se aclaren los crímenes. Yo los conocí a Luis (Gutiérrez), Gladis (Aguirre), había estado muchas veces en la casa del padre, con Luis salimos varias veces de pesca, me hacía trabajos en la camioneta, le vendía ladrillos. Hicimos amistad con Wilman Castro, con familiares de Cuesta, queremos que se aclaren los crímenes. ¿Por qué no se aclaran? A mi me quisieron hacer cargar con la muerte de Yauzá, algo similar a lo que está ocurriendo con Gadea, me da lástima lo de Luis A. Cáceres que está pagando por algo que no hizo. Muchos asumen las culpas por las grandes palizas que dan, la Policía siempre pegó”.
¿Tuvo oportunidad de hablar con la mamá de Yauzá?
“Sí, como no, estuvimos conversando, le conté que me quisieron meter el crimen del hijo, me hicieron allanamiento y no se animaron a ponerme el arma porque pensaron que mi señora se iba a asustar y fue todo lo contrario, los enfrentó”.
Resumiendo, de sus palabras se desprende: para usted es un crimen policial, que no tendría que ver con lo pasional sino con el robo de dinero, tanto Valenti como Merlo saben quien pudo haberlo matado, ¿es así?
“Sí”.
¿Dónde está Merlo?
“En Nueva Palmira, siempre jugó para la Policía, le decía a la viuda de Yauzá que dijera que yo me había peleado con Yauzá, y la señora le decía que ella no iba a inventar. Quería que la señora se pusiera del lado de la Policía para hundirme”.
¿Dónde está Valenti?
“En Colombia”.
 Lo seguimos escuchando, “queremos que se aclare el crimen, no sabemos que está pasando. En su momento el ex Jefe de Policía Luis Suárez Segovia dijo que estaba todo pronto para realizar procesamientos, sin embargo todo volvió a cero, después fue el Jefe Olivera Montes que dijo públicamente que el crimen estaba policialmente aclarado. Lo dijeron ellos, pero sin embargo nunca se aclaró. Como lo dijo el mismo comisario Chabén cuando estaba en Investigaciones, “lo tenemos aclarado”, sin embargo lo sacaron de Investigaciones”.
A pesar de ello, ¿sigue sosteniendo que no tiene que ver con amoríos con mujer vinculada a la Policía?
“Sí, pero al que deberían preguntarle es al sobrino de Yauzá, él fue quien dijo en aquella ocasión, quizás él los vio.
Lo que yo ví varias veces es que el auto de la Jefatura manejado por Brussain iba rumbo a Mauá, yo estaba en mi casa, él dejaba ahí la “merca”, se iba a Mauá a esperar, pero no sé quien era la mujer”.
Cuando dice “merca” ¿a qué se refiere?
“A la mujer que iba allí. Ella quedaba en lo de Yauzá y él después pasaba a buscarla y si no venía en el taxi, la dejaba en el aserradero y seguía para Mauá”.
Después de esto que está diciendo le tengo que preguntar, ¿qué le pasó a Brussain?
“Lo de Brussain es muy clarito, como él sabía, había que sacarlo del camino, sabía todo el movimiento y como había sido la muerte de Yauzá, había que sacárselo de encima”.
¿O sea que en este caso tampoco son responsables los sordo mudos que están procesados?
“No, no. De los crímenes que ha habido en Mercedes no le vamos a echar la culpa a los cazadores de pájaros o pescadores, son profesionales. Como el de Cuesta, Yauzá, Brussain, Fabiana De la Cruz, el triple homicidio de la familia Gutiérrez, parecería que con algunos matices serían todos los mismos los que participaron. ¿A quién le podemos echar la culpa? A la Policía no le tenemos confianza, ahora perdimos la confianza en la Jueza, la fiscal, no tenemos en quien confiar”.

Publicado en Semanario ENTREGA2000

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